«Prenden fuego por lo económico, por narcisistas o piromanía»: la verdad tras los incendios de España
Javier Urra, psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Menores, asevera que una persona puede prender fuego por varios motivos.
La situación de España es desoladora. Actualmente, hay 14 incendios forestales activos en nuestro país. 11 de ellos en situación de operativa 2 –que necesitan del apoyo de los medios del Gobierno central– y tres en situación operativa 1, que han obligado a evacuar a más de 6.000 personas y que han dejado dos muertos. Aunque aún se están investigando las causas de las llamas, la mayoría apuntan al origen intencionado. De hecho, ya hay cuatro personas detenidas –25 desde el comienzo del verano–.
La palabra pirómano está a la orden del día. Sin embargo, Javier Urra, psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Menores y uno de los expertos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, ha desmontado esta teoría. En este sentido, el experto ha afirmado al El Debate que el pirómano es «un psicópata y hay poquísimos. Mucha gente provoca incendios, pero son conceptos distintos». Por lo que es erróneo referirse a toda persona que prende un bosque con esta terminología, puesto que muchas veces hay diferentes intereses detrás.
Hasta el momento, la Guardia Civil ha detenido a cinco presuntos autores de algunos de los incendios originados este mes de agosto. El más sonado es el del trabajador de extinción de incendios que quemó más de 2.200 hectáreas en el incendio de Cuevas del Valle y Mombeltrán, y que ha reconocido los hechos. Otra ha sido una coruñesa de 34 años, vecina de Cee, acusada de dos delitos de incendio forestal en el lugar de Boaño, municipio de Laxe. A pesar de los actos cometidos, no se les puedo definir a todos por igual. Es decir, podrían no ser pirómanos.
El psicólogo forense de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Menores asevera que una persona puede prender fuego por varios motivos. Uno, «por intereses económicos». Por ejemplo, apunta, en el noroeste de España se quema «el monte para que quede como pradera y meter vacas».
El segundo motivo, revela, es por ser «el actor principal». Es decir, hay personas que prenden fuego y llaman al 112. Estos, que suelen tener «un tipo de trastorno narcisista, por déficit de autoestima…», organizan este tipo de hechos sin valorar «el riesgo para las personas, el coste económico o la muerte de animales, entre otros».
El tercero, garantiza el experto del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, es el verdadero pirómano. «En toda mi vida profesional he visto miles de casos de todo tipo, pirómanos, uno. Tenía un sufrimiento interior incalculable. Lo detuvo el Seprona, lo evalué y advertí que el riesgo de suicidio era altísimo. Se suicidó», relata. En definitiva, prenden fuego «por lo económico, por narcisistas o piromanía».
Nombrado ‘batefuego de honor’
Urra recuerda que hace años, en la Escuela de Ingenieros de Montes, le dieron el reconocimiento de «batefuego de honor». Allí, pilotos de hidroaviones le mostraron su preocupación cada vez que se subían para apagar incendios: «Saben que cuando descargan, la acción tiene un riesgo altísimo», anota. Así, el psicólogo describe el fuego como «muy complejo, muy angustioso», ya que si un ser humano tiene miedo a algo es «a morir quemado vivo».
No obstante, este elemento ha formado parte de nuestras vidas desde la antigüedad. De hecho, resume, al igual que da pánico, también es «muy atractivo». Por ello, recuerda, una cosa es que te sientas fascinado por él, como les ocurre a los niños, y otra es que «no veas el riesgo». Además, en su rama de experto del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, recuerda que «algunos hombres lo han utilizado con violencia de género, quemando viva a su pareja, lo cual es de un sadismo extremo».