¿Te duermes más tarde de lo habitual? Puede ser por esto

Llevas todo el día encerrado en casa sin parar de hacer cosas y cuando llega la noche no eres capaz de coger el sueño aunque estés cansado. Te dan las 3 de las mañana y no sabes por qué no caes rendido en la cama. ¿Sabes por qué? ¿Puede deberse al efecto de las pantallas, como el móvil o la televisión? La verdad es que esto influye pero influye más la escasez de luz natural. 

Tal y como explica a CuídatePlus, David Baeza, profesor de Óptica y Optometría de la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, y experto en Fotobiología, “el problema no reside tanto en la luz que emiten los equipos electrónicos sino en cuando se utilizan, el tiempo que se utilizan y la insuficiente iluminación en el lugar donde se utiliza”.

El resultado de las mediciones realizadas y de publicaciones científicas recientes “nos demuestran que la composición de la luz para la iluminación interior puede afectar o influir en el equilibrio entre la serotonina y la melatonina y, por tanto, sobre nuestros ciclos circadianos”, que constituyen el reloj biológico humano que regula las funciones fisiológicas del organismo para que sigan un ciclo regular que se repite cada 24 horas y que coincide con los estados de sueño y vigilia.

Por otro lado, afirma, “la mínima cantidad de luz que recibamos a partir de las 21-22:00 va a demorar el proceso de paso de serotonina a melatonina y, por tanto, el proceso de descanso imprescindible para la salud”. Además, “la recepción súbita de intensidades no muy altas de luz demoran el proceso de sueño desde que dejan de recibirse hasta, al menos, 40 minutos después”. 

Si estos desarreglos se prolongan en el tiempo, advierte Baeza, “se puede llegar a la cronodisrupción y a unos niveles no deseados de cortisol, algo que los científicos relacionan con el síndrome metabólico, cáncer, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares e , incluso, alteraciones cognitivas y afectivas”.

Tiempo excesivo con las pantallas

Estudios recientes confirman que “niños y adolescentes pasan una gran cantidad de tiempo durante el día y en la cama usando equipos electrónicos” y esto, inevitablemente, afecta al sueño. El uso de dispositivos electrónicos durante el día y la noche “se relaciona en la medida del sueño con un incremento de riesgo de una duración breve del mismo, larga latencia de inicio del sueño y creciente deficiencias”, señala el experto. 

Es decir, “una relación negativa entre el uso de la tecnología y el sueño”, por lo que una recomendación sobre su uso de manera saludable “sería una restricción de su uso a lo largo del día”. El experto cree fundamental que el uso de los equipos electrónicos debe “realizarse durante el día en ambientes con la mayor cantidad de luz natural posible y hasta el comienzo de la puesta de sol”, es decir, “no más allá de las 21-22:00”. 

Otra recomendación suya es “dormir en completa oscuridad ya que, si tenemos alguna luz encendida, esa pequeñísima cantidad de luz sí podría atravesar nuestros párpados”.

La importancia de la luz natural

La luz natural es esencial para las personas. “Necesitamos que la luz natural del sol sea absorbida por nuestra piel y nuestros ojos”, señala Baeza. “Los seres humanos somos mamíferos de hábitos diurnos, por lo que es recomendable que durante al menos 10 o 15 minutos al día podamos recibir luz natural a través de una ventana abierta”.

Y esto es fundamental porque nuestra piel “necesita toda la luz que emite el sol, incluido el ultravioleta B, para activar la vitamina D”. También hay que tener en cuenta que “la intensidad de luz de los espacios interiores es miles de veces más baja que la de la luz del sol en cualquier estación del año, por lo que nuestros biorritmos no van a estar correctamente sincronizados si no vemos la luz del día, afectando así a nuestro estado de ánimo y a la salud en general”.

Para la mejora de la salud de todos los humanos, incluidos los niños y adolescentes, “se tendría que recibir una luz mucho más saludable en el interior de los edificios. Siendo las condiciones luminarias ideales la dotación de luz natural en función del momento del día y de la estación del año, de manera que los procesos de luz artificial puedan irradiar con la luz más parecida posible a la que se recibe cuando se sale a la calle”.

Y es que, el mantenimiento de ciclos adecuados de iluminación, “con niveles apropiados de luz durante el día y de oscuridad total por la noche, es beneficioso para la sincronización del sistema circadiano”, recuerda. 

Por lo que lo importante no es sólo la cantidad o el tipo de luz al que estamos expuestos, sino también “la hora del día en la que se recibe la luz, más por la mañana hasta el mediodía y partir de ese momento debe ser menos intensa y con menor proporción de luz azul progresivamente hasta la noche”.

Fuente: http://ow.ly/Nba130qFUky

Categoría: SALUD Jueves 14 de Mayo del 2020