El auge de los auriculares o cómo silenciar las distracciones para escucharse uno mismo

Más que silencio, queremos escoger la banda sonora que nos acompaña en cada momento

El auge de los auriculares o cómo silenciar las distracciones para escucharse uno mismo

El uso de auriculares nos permite seleccionar qué escuchamos en cada momento y nos aísla del mundo exterior (iStock)

Hoy todos los mandos a distancia tienen un botón para silenciar el sonido del aparato que controlan. Es un invento relativamente reciente, obra del ingeniero Robert Adler, quien, en 1956, lo incorporó por primera vez al mando de un televisor. Por lo visto, odiaba los anuncios. El mes pasado, Ube r introdujo un botón en su aplicación para que los usuarios puedan “silenciar” al conductor. De hecho, el botón viene con la leyenda “mejor callado”. ¿Quién no quisiera poder hacer lo mismo con el compañero de trabajo que no calla ni debajo del agua o con el cuñado gritón?

“La adaptación que hemos hecho los seres humanos ha permitido que nos acostumbremos a un nivel muy elevado de ruido y de estimulación sensorial, pero algunas personas con un umbral de tolerancia más bajo experimentan estrés negativo ante este exceso de estimulación”, explica Judit March, doctora en psicología clínica.

El ruido afecta negativamente a la adquisición del lenguaje y a la capacidad de atención, en niños pequeños”

Judit March Doctora en Psicología clínica

Algunos estudios han puesto de manifiesto que el ruido afecta negativamente a la adquisición del lenguaje y al desarrollo de la capacidad de atención en niños pequeño, por ejemplo. “También se ha observado que las personas, en condiciones de ruido, muestran menos conductas de ayuda, ya que el ruido es un elemento de distracción e impide la comunicación entre las personas “, añade March.

El ruido es un estímulo negativo del que se intenta salir lo antes posible, ya que genera malestar y nos vuelve irritables. “Por eso es natural que las personas deseemos que la estimulación sonora se mantenga dentro de unos límites que no superen lo tolerable, y que no se convierta en un elemento estresor porque supera esos límites”, concluye esta psicóloga.

Los auriculares de cancelación de ruido están pensados para procurarnos tranquilidad y ayudarnos a conciliar el sueño

Los auriculares de cancelación de ruido están pensados para procurarnos tranquilidad y ayudarnos a conciliar el sueño (iStock)

Puede parecer que nos gusta el silencio, a pesar de lo cual, en el trabajo o por la calle, cada vez más usamos auriculares para escuchar música o un podcast –por poner dos ejemplos–, con lo que quizás lo que pasa es que, más que no escuchar nada, lo que queremos es poder escoger la banda sonora que nos acompaña en cada momento.

Por haber, ahora incluso hay auriculares con cancelación de ruido, pensados exclusivamente para dormir y que no se pueden usar para escuchar música, sino que emiten sonidos relajantes precargados. Los auriculares, por tanto, parece que son la forma que tenemos de decidir qué queremos escuchar y qué no. Una forma de controlar nuestro entorno.

A finales de 2018, Spotify desveló cuáles habían sido las canciones más reproducidas por sus usuarios. Sorprendentemente, muchas eran las que incluían olas o el sonido de la lluvia. Es como si lo que realmente quiere mucha gente es bloquear las distracciones o lo que no quiere oír. Y es que a pesar de la creencia de que la música potencia la concentración, la realidad parece que es la contraria, que distrae. Lo único a lo que nos ayuda, aseguran algunos investigadores, es a hacer más soportable el realizar nuestras obligaciones.

Las piezas más escuchadas en 2018 en Spotify fueron las de sonidos de olas o de lluvia

Además, vivimos en un entorno que cada vez produce más sonidos y más distracciones. Las lavadoras y los lavaplatos, sin ir más lejos, ya no sólo emiten el sonido del agua o del tambor girando. Ahora también nos pitan. E incluso, las más avanzadas, nos hablan. También los coches, los teléfonos móviles y los asistentes de voz. Además, los hilos musicales en el supermercado, en los centros comerciales y en los restaurantes nos imponen un determinado acompañamiento musical.

“Que tengamos más distracciones e interrupciones que nos llegan desde diferentes dispositivos puede incrementar la sensación de estrés que se vive en el día, ya que puede implicar que dediquemos nuestro esfuerzo a centrarnos en una información que seguramente nos quitará tiempo y energía tanto para nuestras obligaciones diarias como para nuestra vida personal”, explica la psicóloga Gemma Tió.

Necesitamos aislarnos de las distracciones exteriores para centrarnos en nuestras prioridades”

Gemma Tió Psicóloga

Esto puede provocar la necesidad de querer aislarnos para poner en orden nuestras prioridades. “Queremos poder escuchar lo que pensamos, y lo podemos hacer buscando momentos de silencio o bien escuchando una música que seguramente nos transmitirá las sensaciones que necesitamos en ese momento, lo que también nos dará ese tiempo para poder pensar”, añade Tió.

En opinión de Carles Martí, director de Tecnonews, en el fondo “nos gusta estar distraídos, y el problema es encontrar métodos para, en momentos determinados, poder concentrarnos” y evadirnos de nuestro entorno.

En el fondo nos gusta estar distraídos y el problema es encontrar métodos para concentrarnos y evadirnos”

Carles Martí Director de Tecnonews

Recientemente Nigella Lawson, la crítica gastronómica británica, se quejaba de que la música demasiado alta en los restaurantesahogaba el sabor de la comida”. Le cayeron chuzos de punta por afirmar tal cosa, pero según Charles Spence –profesor de psicología experimental en la Universidad de Oxford y autor del libro Gastrofísica–, este “efecto Nigella” es cierto.

Charles Spence ha estudiado la relación entre la música y nuestra percepción y apreciación de lo que comemos Charles Spence ha estudiado la relación entre la música y nuestra percepción y apreciación de lo que comemos (David Airob)

Según Spence, cuando la música está demasiado alta puede enmascarar determinados sabores. Del mismo modo –asegura este psicólogo– la música afecta a nuestras percepciones y decisiones, y si en una tienda de vinos hay música francesa, será más fácil que compremos vino francés.

Nuestro gusto musical también determina nuestro grado de disfrute de lo que comemos. Si suena jazz y es un género musical que nos encanta, la comida nos gustará más que si suena techno y es un tipo de música que odiamos. Es lo que Spence llama “transferencia hedonista”.

La música en un restaurante puede condicionar que la comida nos guste más o menos

Esto nos lleva a los “condimentos sónicos”, cuya idea básica es que la música “se puede diseñar para resaltar un determinado sabor, textura, aroma o sensación en la boca”, explica Spence. Los sonidos agudos, por ejemplo, están relacionados con lo dulce, y los tonos bajos se relacionan con lo amargo.

También en psicoterapia “se puede recomendar escuchar música para reducir el estrés que nos generan determinadas situaciones. Se puede utilizar como una estrategia de distracción para que la persona se centre en algo distinto a lo que le está generando malestar”, explica Tió.

Escuchar música que responda a las sensaciones que tenemos en cada momento puede ser terapéutico

Eso sí, “se recomienda que sea una música que acompañe a las sensaciones que la persona necesite en ese momento; si la persona sufre de insomnio, la música tendrá que ser relajante, pero si el estrés es generado porque se tiene que exponer a hablar en público, la recomendación será que sea una canción que le haga sentirse fuerte y que le genere sensaciones de seguridad”, añade esta psicóloga.

Desde Silicon Valley ya trabajan en dispositivos que permitan silenciar a personas a las que no queremos escuchar cuando estemos con un grupo de gente. Claro que el riesgo de todo esto es que, a la larga, nos aislemos y dejemos de interactuar los unos con los otros.

Los asistentes de voz, los coches, y algunos electrodomésticos se han convertido en fuente de contaminación sonora de nuestro espacio personal

Los asistentes de voz, los coches, y algunos electrodomésticos se han convertido en fuente de contaminación sonora de nuestro espacio personal (iStock)

Fuente:  http://ow.ly/6hQ930pqDuD

Categoría: GENERAL Miércoles 28 de Agosto del 2019